Todos somos conscientes de que la enfermedad del Parkinson es una de las más temidas, probablemente junto al Alzheimer, una vez pasada la frontera de los 60 años. Obviamente hay casos mucho más tempranos pero la gran mayoría de enfermos desarrollan los síntomas de estas dolencias en la vejez. De lo que no somos tan conscientes es de que esos síntomas no se limitan sólo a los temblores conocidos y a la pérdida degenerativa de neuronas.