Hay una cosa que en España estamos empezando a ver como algo normal: que nuestra población está cada vez más envejecida. Es algo lógico teniendo en cuenta que la natalidad ha bajado de una manera considerable en las últimas décadas y que en la década de los 60 se experimentó un Baby Boom que ahora está haciendo que la pirámide de población se invierta de una manera más que considerable. No cabe la menor duda de que la sociedad de tiene que adaptar a este tipo de cuestiones para dar respuesta a las nuevas necesidades que estos cambios plantean.
Y una de las necesidades que se vislumbran como imprescindibles para la sociedad en la que nos encontramos es la que comprende la prestación de servicios para la población que ya está retirada y que supera los 65 años. No cabe la menor duda de que el volumen de este tipo de público empieza a ser muy importante en España y que hay que adaptar muchos de los servicios que se prestan, sobre todo desde la Administración, para tratar de paliar todas sus necesidades, que no son pocas y que probablemente vayan en aumento en los próximos años.
Una noticia que fue publicada en el diario El Mundo en julio del año 2017 aseguraba que el número de personas mayores de 65 años había alcanzado un registro histórico al llegar a la cifra de 8’6 millones. La verdad es que se trataba de una cifra realmente grande y que ponía de manifiesto que el envejecimiento de la población es algo real y fehaciente en un país como el nuestro y que hay que hacer algo para tratar de fomentar la natalidad de alguna manera. De lo contrario, estaremos poniendo en serio peligro el futuro de nuestra sociedad.
No han pasado ni siquiera tres años desde aquella noticia y ya tenemos un nuevo récord. Así lo apuntaba una noticia que fue publicada en la página web del diario 20 Minutos que hacía referencia a que ya había, en octubre del año pasado, 8’9 millones de personas que superaban la misma barrera de edad que os hemos comentado en el párrafo anterior: los 65 años. Y todavía están por llegar las personas de quienes ya os hemos hablado: la generación del Baby Boom. Tendremos récord nuevo más pronto que tarde, podéis estar seguros.
El número de personas mayores de 65 años crece a pasos agigantados en España y, con él, las necesidades del público más mayor de nuestra sociedad. Uno de los grandes cambios que ha experimentado nuestra sociedad en los últimos tiempos es el del aumento del número de centros de día que existen en nuestros pueblos y ciudades y el número, a su vez, de personas que asume cada uno de esos centros. Eso es lo que nos han comentado precisamente desde una de estas entidades, Centro Frama, que sin duda realiza una enorme labor en lo que tiene que ver con la cobertura de muchas de las necesidades básicas de los más mayores.
El aumento de la esperanza de vida también está detrás de este cambio
Le hemos echado la culpa del envejecimiento de la sociedad a la pobre natalidad que tiene nuestro país y que, en efecto, es una realidad absoluta. Pero también tenemos que decir que la sociedad se ha envejecido a causa de que ha aumentado de una manera bastante importante la esperanza de vida de la población, algo que permite que la gente disfrute algo más de su vejez y tenga ese tiempo libre que en otros momentos de su vida han brillado más bien por su ausencia.
Lo cierto es que la labor social que se está llevando a cabo para que todo ese volumen de población mayor de 65 años esté atendido y se satisfagan sus necesidades está siendo realmente grande y está cumpliendo con sus objetivos. Es evidente que todo es mejorable y que se pueden potenciar todavía más algunos aspectos que, a buen seguro, irán creciendo con el paso de los años. Podemos decir que la sociedad está preparada para los cambios que se avecinan y que nadie va a quedar desatendido en España, tenga la edad que tenga.
España continúa adaptándose a las necesidades que la sociedad, poco a poco, va demandando con el paso de los años. Y lo estamos haciendo, en líneas generales, muy bien. Pero hay que tener en cuenta una cosa. Todavía hay personas, sobre todo mayores, que pueden estar mejor atendidas. Por eso, si una familia no puede hacerse cargo de uno de sus miembros más veteranos, ¿por qué no apostar por llevarle a un centro de día para que comience a relacionarse y, en definitiva, encuentre una manera de disfrutar de su tiempo de ocio? Desde luego, eso puede contribuir de manera sustancial a que su felicidad se mantenga presente.