El año pasado vivimos un momento bastante tenso en la sociedad española cuando, en un acto bastante cuestionable del Tribunal Supremo, decidió que los gastos del Impuesto de Transmisiones Patrimoniales proveniente de las hipotecas debían de ser satisfecho por el consumidor en lugar de por las entidades bancarias. Esto fue bastante polémico por el hecho de que este impuesto es una vulneración flagrante de la Ley, y el motivo no es otro que el más beneficiado por el impuesto no era otro sujeto que la propia entidad financiera, y nadie más.
Siendo esto así, lo interesante es reflexionar el motivo principal de esta situación, los impuestos, fundamentales para el sostenimiento del gasto público, peo a veces abusivos para muchas personas. Cada abril comienza el plazo para realizar la declaración de la renta, que examina de forma taxativa nuestros ingresos. Para muchos la declaración es un momento en el que las retenciones cobran sentido, y las declaraciones salen a devolver. Pero no es para todos igual, y nos encontramos con contribuyentes que les toca pagar impuestos cuando no obtienen muchas ganancias.
Y a todo esto hay que sumarle la situación en la que vivimos en la que prácticamente a diario pagamos impuestos. Y esto no es una exageración, pagamos el 21% de IVA a diario, en productos y servicios realmente necesarios, y también pagamos impuestos a la hora de cobrar herencias, donaciones o cualquier tipo de ganancia. En definitiva, vivimos para pagar impuestos, para que luego los políticos lo derrochen, pero eso es otro tema.
Esta situación es la que genera un descontento generalizado, porque incluso aceptando que debemos de pagar por los servicios públicos, carreteras y seguridad que proporciona un estado de Derecho, estamos ahogados en tasas que hacen que nuestro nivel de vida disminuya drásticamente.
Muchas de estas tasas tienen fines específicos, como pudo ser el declarado ilegal impuesto del céntimo sanitario, que pretendía destinar lo recaudado a financiar gastos sanitario, pero fue tergiversado por las Comunidades Autónomas sobre la base de una regulación alejada de la legalidad y orientada a la recaudación abusiva.
Y actualmente estamos asistiendo al posible comienzo de un impuesto orientado a la recaudación de impuestos por el hecho de hacer deporte. Esto es algo que requiere su atención, pues cómo puede ser que tengamos que pagar impuestos por hacer deporte, es algo que no tiene lógica. Sobre todo, cuando ya se tiene que pagar un 21% en los servicios deportivos, como por ejemplo los gimnasios que necesitan renovarse para competir. Una de las maneras de renovarse con controles de acceso en los que España posee empresas muy competente, siendo una de las más reconocidas Gestigym, especializada en programas de gestión de gimnasios.
Pagar más por hacer deporte puede ser posible
Uno de los diarios deportivos más conocidos, Marca, dio a conocer una noticia que podría causar mucho revuelo. En concreto, según el exministro José Guirao y la presidenta del Consejo Superior de Deportes María José Rienda, se ha estado barajando la opción de crear una tasa deportiva para financiar al deporte español, para reducir su excesiva dependencia del sector público.
Esta es una propuesta que tiene origen en un grupo de federaciones coordinado por la Asociación del Deporte Español, y según su presidente José Hidalgo, esta tasa podría ser el 0,01% de la cuota que paga un usuario de gimnasio. Podemos pensar que esta es una cantidad baja, pero la cuestión es ¿porqué tenemos que pagar más por hacer deporte?
Precisamente, si lo que se quiere es fomentar el deporte lo que se debe de hacer es facilitar y reducir los impuestos que se pagan por hacer deporte. Sobre todo porque vivimos en un momento en el que la obesidad está afectando a los más jóvenes de lleno, y dificultar el acceso al deporte es incomprensible.
Pero hay que ver las dos caras de la moneda, ya que además de querer reducir la carga del Estado sobre los programas deportivos profesionales, se está barajando un impuesto a las apuestas deportivas online, para que vaya destinado directamente a subvenciones a deportistas de élite. Y complementariamente se ha propuesto introducir una casilla en la declaración de la renta, de forma que los contribuyentes puedan libremente destinar un porcentaje de su cuota al deporte, tal y como se hace con la Iglesia y otros fines sociales.