Que el fútbol es un gran negocio lo sabe todo el mundo. Que el fútbol ya no es lo que era antes, lo sabe aún más gente. El deporte del balón se ha convertido en todo un negocio, solo hay que ver cómo las televisiones son las que mandan en los horarios. Nadie se pregunta si un aficionado puede ir un viernes a las 9 de la noche al fútbol, o peor aún, un lunes a las 10. Lo que está claro es que la pela manda.
Si queremos tener a los mejores futbolistas hay que someterse a la tiranía de la televisión. Ahora mismo los grandes salarios son abonados por el dinero de las plataformas. Un club de fútbol no funciona con el dinero que saca de los socios y de las entradas. Por eso, es vital seguir lo que les digan. El fútbol se ha convertido en un marketing. Sin ir más lejos, yo hace unos días he tenido que comprar unas botas de fútbol a mi hijo de 10 años. Él sabía el modelo que quería y todas las características. Tras un rato buscando por Internet, nos metimos en la web de Marians Sport, y allí tenían las que usa Leo Messi, el jugador favorito de mi hijo. Es solo un detalle de cómo se encuentra ahora mismo el fútbol.
Pero el fútbol es un gran negocio y cada vez va a más. Incluso ha llegado a reducir diferencias con competiciones que hace años estaban muy lejos. La NBA, la NFL o la Major League de béisbol son competiciones que estaban en lo más alto y que en los últimos años han visto como les comía parte del territorio. Y no es fácil, porque Estados Unidos es un país donde la tradición de fútbol es escasa. Aunque hayan organizado un Mundial y varias pruebas importantes.
De ahí que sean muchos los movimientos para fundar una gran competición europea de equipos. Es la idea de formar un gran entretenimiento global y un negocio todavía mayor de lo que ya es. Lo anormal, insisten los expertos, es la situación actual, en la que la última Super Bowl produjo alrededor de 7.000 millones de euros con una audiencia de 150 millones de personas en todo el mundo, mientras el deporte rey y su Champions League generan únicamente 1.500 millones de euros contando con más de 1.600 millones de aficionados. Por eso, hay que trabajar en esa línea.
Comparación
La NBA cerró la última temporada con un récord de ingresos por patrocinios. Logró 1.210 millones de dólares, es decir, 1.083 millones de euros, lo que supone un 8 % más que la campaña anterior. Sin embargo, como en el resto de parámetros económicos, la NFL de fútbol americano supera a cualquier otra competición en el planeta. Solo en materia publicitaria, cerró acuerdos por valor de 1.390 millones de dólares (1.244 millones de euros) en el 2019. ¿Por qué la Liga de campeones no lo logra?
Los datos reflejan que el gran negocio de los clubes sigue situado en el mercado nacional. La suma de los ingresos domésticos de todas las ligas nacionales europeas ya supera los 7.000 millones de euros, mientras los de la UEFA se quedan en 2.000. Es evidente que el origen de los recursos de los clubes sigue amarrado a las competiciones locales. De ahí que no sea extraño ver unos límites salariales tremendos. Hay mucha diferencia entre lo que tiene el primer equipo y el último. Afortunadamente el deporte tiene estas cosas y luego va un recién ascendido y gana al campeón de Liga. Como ocurrió hace poco en un interesante Granada- Barcelona de la Primera española.
En el exterior
Javier Tebas y Laliga lo están haciendo bien. La apertura de oficinas comerciales en China, India, EE. UU., Sudáfrica o India; la estrategia digital, con un mayor peso de las redes sociales, o el acuerdo con Facebook para emitir los partidos en Asia se convierten en los ejes de su crecimiento. Ahora mismo todo el mundo conoce el producto. No obstante, la Premier es, con mucho, la competición de fútbol más popular del mundo, con una audiencia potencial de 4.700 millones de personas en 185 países. El objetivo es que la liga española pueda llegar a ser la mejor del mundo, no solo en hombres, también en organización.
Quédate con estos datos. El Mundial del 2014 aportó a la FIFA unos ingresos de 4.150 millones de euros. El 51 % procedía de los derechos de televisión (algo más de 2.100 millones de euros), pero también recibió pingües cantidades por derechos de márketing (1.360 millones de euros), entradas (450 millones de euros), derechos de hospitalidad (160 millones de euros) y concesiones de licencias de explotación comercial (92 millones de euros).
Sea como sea, está claro que el fútbol sigue siendo un generador de recursos increíbles. Atrás queda eso de de que el fútbol era solo un juego. Ahora hay demasiados intereses.