Cada año entra más publicidad en casa, aunque ya estamos acostumbrados ¿verdad? Pues no, yo no me acostumbro porque, además, es escandaloso. Al principio empezaron a expandir los anuncios impresos que se veían en periódicos y revistas hasta tamaño gigante para verlos en vayas y demás soportes publicitarios callejeros, luego te los metían en los buzones, luego de 5 minutos de publicidad pasaron a hacer 20 minutos en las televisiones y después de eso vuelven al programa 2 minutos para volverse a ir 20 más a publicidad. Impresionante.
Ahora, además, entra publicidad por otros medios, como el merchandising, que te vas a comprar cualquier producto y viene con la marca implementada bien visible y al final, vas al salón, al dormitorio, a la cocina, y todo lo que ves es más publicidad. Y, como no, en Internet, que quieres ver un video y te saltan anuncios de todo tipo, sin importar la edad del usuario (más que nada porque no la conocen). El otro día mi hijo de 12 años intentaba ver una secuencia de una película en Internet para un trabajo de literatura y antes de saltar el vídeo de la misma le saltó un anuncio porno, y claro… luego los culpables somos los padres porque no vigilamos a qué webs acceden ¿no? ¡Pero si mi hijo sólo quería ver un vídeo estando yo delante y casi vomitamos los dos cuando salto la publicidad porno!
Hecho de meno lo de antes
Llegados a este punto, añoro esa publicidad sana (pesada pero sana), donde llega el repartidor a tu edificio tocando todos los timbres para ver si alguien le abre y puede dejar el folleto en tu buzón. Buzoneo se llama ese tipo de publicidad ¿verdad? O, si lo que te gusta es Internet, me parece estupendo ¡Hagamos marketing online! Pero hagámoslo con ética y coherencia.
He estado investigando un poco y actualmente son muy pocas las empresas o agencias publicitarias que restringen sus servicios ofreciendo sólo una “buena publicidad”. Entre las más tradicionales he localizado a publiexpress.info, expertos en buzoneo, y Novored, una empresa de diseño web que ofrece marketing online y posicionamiento natural sin trampa ni cartón.
Nunca me ha gustado la publicidad pero ahora, ante empresas como Publiexpress y Novored me quito el sombrero, porque mantienen la esencia y eso es bueno tanto para el empresario como para el posible cliente porque yo, como usuario, cuando me avasallan a publicidad y me colapso empiezo a odiar el producto que promocionan o la marca y, os puedo asurar, que me niego a comprar nada con su firma.
Eso es precisamente lo que me está pasando ahora con el anuncio de El Corte Inglés, ese de “Tampoco pido tanto…”. La música es tan pegadiza y la están poniendo tanto, en televisión y radio, que mi hija, mi mujer y hasta mis compañeros de trabajo la cantan, lo que ha provocado en mí que cada vez que la escuche un sarpullido empiece a aparecer por todo mi cuerpo. En otras palabras, que no pienso pisar El Corte Inglés en muchos meses, ni loca.
Luego hay otras personas que aseguran estar inmunizados a la publicidad y que ya ven anuncios como quien ve lloves… siempre lo mismo y siempre igual, nada les sorprende y pasan olímpicamente de ella, ni les molesta ni les deja de molestar. A esas personas les pido lo siguiente: que me enseñen a ignorar la publicidad porque yo no puedo, yo me enervo, me cabreo, se me inflaman los ojos y se me hinchan las venas del cuello cuando empiezo a ver marcas y más marcas por todas partes…. Creo que necesito ayuda profesional.