La muerte de un policía español que no portaba chaleco antibalas mientras patrullaba las calles ha puesto en el punto de mira la seguridad con la que cuenta el cuerpo. En la provincia de Alicante más de la mitad del millar de policías que trabajan en las calles carece de chaleco antibalas y antipinchazos.
La crisis, los recortes y la situación económica española son los culpables, al menos eso es lo que aseguran las autoridades a pesar de que estamos hablando de objetos tan necesarios para realizar su trabajo, pero la realidad es que si un policía quiere tener las herramientas básicas para ejercer su profesión de una manera segura ha de ser él mismo quien se las compre. Y no estamos hablando de precios asequibles a cualquier bolsillo. El precio del chaleco antibalas ronda los 600 euros de media y tienen una vida de dos años aproximadamente. En el Bazar del Policía nuestros cuerpos de seguridad del estado pueden adquirir todo lo necesario para su seguridad y para poder realizar su trabajo. Desde calzado táctico, hasta gorras y, por supuesto, chalecos antibalas.
La Confederación Española de Policía (CEP) y el Sindicato Unificado de Policía (SUP) no esconden su inquietud y señalan que estos recortes coinciden “casualmente” con un repunte notorio de la delincuencia, sobre todo en delitos contra el patrimonio.
Pero las carencias van mucho más allá. De hecho, este “tijeretazo” está dejando los suministros de munición bajo mínimos y las partidas que recibe la policía son cada vez más pequeñas. En contraposición, el plan nacional de tiro les obliga a hacer prácticas cada tres meses para no perder destreza lo que provoca que, inevitablemente, la munición siga descendiendo y que, a pesar de que dichas prácticas son necesarias al cien por cien, las fuentes sindicales aseguren que es aquí donde se intenta ahorrar en munición ya que no se le ofrece a la plantilla el tiempo necesario para ejercitarse.