El tema de las enfermedades alérgicas empieza a tener más presencia entre la población, principalmente porque en las últimas tres o cuatro décadas se ha producido un aumento notable de su incidencia, ya sean de origen ambiental (pólenes, ácaros, animales, etc.) o alimentario, entre otras, provocando el aumento de enfermedades tipo asma, rinitis, rinoconjuntivitis, anafilaxia, urticaria y eccemas principalmente.
Pese a que no hay estudios que cuantifiquen con exactitud este incremento, se sabe que los casos se han duplicado o triplicado.
De hecho, en España entre el 20-25% de la población padece alguna enfermedad alérgica, llegando a entre un 4 – 5% los que sufren una alergia alimentaria.
Además, muchas personas padecen varios procesos alérgicos a la vez, siendo cada vez más frecuente la asociación entre alergia al polen y a alimentos vegetales. Y afectan tanto a niños como adultos.
De hecho, cualquier persona a lo largo de su vida puede desarrollar una alergia. Sin embargo, este aumento no es homogéneo en todo el mundo y se ha podido constatar que se ha producido principalmente en los países desarrollados.
Contaminación. Una de las principales causas detrás del aumento de las alergias.
Por otra parte, los alergólogos advierten de que la contaminación, principalmente la que emiten los vehículos diésel, incrementa el número de pacientes alérgicos a diversos pólenes, lo que la convierte en una de las mayores causas de aparición de estas patologías.
El doctor y jefe del Servicio de Alergología del Hospital Universitario Infanta Elena, Javier Ruiz, ha explicado en una nota que, mientras los pólenes del campo están limpios, en las ciudades «están recubiertos de partículas polucionantes», lo que provoca la sensibilización de más pacientes y una respuesta alérgica mayor.
En el caso de los pacientes asmáticos y alérgicos, la contaminación puede tener un efecto directo en sus vías respiratorias, ya que las partículas suspendidas en el aire fruto de la contaminación «son capaces de producir inflamación e hiperractividad bronquial«, ha aclarado el doctor.
También contaminantes como los óxidos de nitrógeno, el dióxido de azufre, el monóxido de carbono y el ozono favorecen la aparición de síntomas y exacerbaciones en niños asmáticos.
Si bien, la contaminación no es la única de las causas para explicar el aumento de las alergias. De hecho, existen varias teorías razonables que puedan orientarnos hacia la causa de que haya más alérgicos que antes.
Sabemos que la alergia es el resultado de la combinación de factores genéticos y ambientales y se especula con que dada la rapidez con la que se ha producido este incremento y que especialmente afecte a las sociedades occidentales.
Así que junto a la contaminación que aparece como una de las principales causas, también se encuentran, el exceso de higiene.
Y es que, la reducción de infecciones, especialmente durante la infancia gracias a las vacunas, la reducción de parásitos o el alto nivel de higiene, podría provocar que el sistema inmune dedique más ‘esfuerzo’, invierta su trabajo, para defender al organismo de otras sustancias que no son patógenas, como los alimentos o el polen, desarrollándose así las alergias.
Otra posible causa, se debe a la introducción tardía de los alimentos. Algunos estudios están relacionando la necesidad de combatir las alergias alimentarias con la introducción más precoz de determinados alimentos. Al parecer, adelantar el consumo de determinados productos (huevo o leche) puede evitar que se produzcan alergias posteriormente.
Afortunadamente, la mayoría de las reacciones alérgicas no son graves, existiendo un tratamiento excelente para la mayoría de ellas, que principalmente, combina la evitación de la sustancia alergénica (alérgeno), la medicación y la inmunoterapia (vacunas antialérgicas).
Muchos de estos tratamientos están disponibles en portales online, como es el caso de Probeltefarma, en donde disponen de un tratamiento de inmunoterapia para alergias tiene como base la vacunación alergénica, también conocida como inmunoterapia alérgeno-específica.
Se trata de un tratamiento etiológico de ciertas enfermedades mediadas por inmunoglobulina E (Ig E). Se concibe generalmente como un procedimiento terapéutico a largo plazo, en el que se administra un extracto alergénico durante un periodo de 3 a 5 años.
Durante la primera fase del tratamiento de inmunoterapia para alergias, denominada de inducción o iniciación, se administran dosis crecientes del extracto a intervalos regulares a modo de vacuna contra la alergia, hasta que se alcanza la dosis óptima o la máxima dosis tolerada.
Durante la siguiente fase, o fase de mantenimiento, la dosis de vacuna alcanzada durante la inducción se administra de 2 a 8 semanas, durante un periodo recomendado de 3 a 5 años. Las vacunas se pueden administrar vía inyectable y también en dosis líquidas (gotas o aerosol) o en pastillas. Estas últimas con conocidas como vacunas sublinguales para alergias.
Está ampliamente demostrado que la inmunoterapia alérgeno-específica es el único tratamiento para la alergia que actúa sobre el origen de la propia enfermedad y, por lo tanto, tiene una alta probabilidad de curación en los pacientes sometidos a ella.