Tenemos aparatos en los laboratorios cada día más precisos. Investigamos sobre las enfermedades y conseguimos nuevos diagnósticos. Nuestra tecnología avanza a pasos de gigante y, aun así, podemos encontrar personas mejores que esas máquinas. Hay centros magníficos en España para personas que padecen Parkinson, de hecho este en concreto es pionero en el tratamiento del Parkinson en Barcelona y me enorgullece decir que está a la cabeza de los centros internacionales porque es uno de los mejores y está aquí, en nuestro país e incluso ellos, especialistas del terreno, alucinaron con la noticia que os voy a contar ahora.
Una mujer puede oler el Parkinson. Joy Milne, una australiana con un sexto sentido en el olfato, ha sido sometida a varios experimentos que han confirmado que es capaz de oler esta enfermedad en la piel de las personas. Los científicos creen que los cambios en la piel de la gente que tiene Parkinson en su etapa temprana producen un olor particular vinculado a la enfermedad.
El olor que percibimos está hecho de moléculas volátiles que se desprenden fácilmente de las superficies, como la piel, y se mueven por el aire. Esas moléculas son lo que nosotros detectamos cuando olemos algo.
Los investigadores están analizando y midiendo los metabolismos del dolor de los pacientes de Parkinson a partir de muestras extraídas de camisetas usadas. Y este es el mismo método que usaron con Joy Miller a la que dieron 12 camisetas, 6 de personas con esta enfermedad y otras 6 de personas sanas. Acertó en el 100% de los casos, es decir, que tiene más fiabilidad que los test que hay actualmente para hacer un diagnóstico precoz de esta enfermedad.
Y es que actualmente la mejor manera para detectar esta enfermedad es exactamente la misma que tenían los doctores en 1817, la observación de los pacientes y sus síntomas. Si los médicos que investigan ahora este hallazgo lograran aislar las moléculas cuyo olor demuestran o no la existencia del Parkinson en los pacientes serían capaces de crear el instrumento que detectara la enfermedad al igual que lo hace la nariz de Joy Milne y, de este modo, con una actuación precoz, salvarían miles de vidas.
Obviamente todas esta investigación se encuentra aún en pañales y tiene que crecer mucho para dar resultados con los que valorar si es posible o no dicho instrumento pero el descubrimiento en sí ya es impresionante ocurra lo que ocurra después. Si no supiera que ha habido demostraciones científicas que avalan lo que he contado pensaría que se trata de una broma de mal gusto o de la invención de alguien que tiene demasiado tiempo libre y cree en que la mutación humana es posible por lo que le ha dado a la mujer australiana una especie de superpoder ficticio. Pero no, lo increíble de todo esto es que es real, y que puede que algunos de nosotros tengamos ese mismo superpoder y no seamos conscientes de ello.