Un centro de mayores expone los recuerdos de sus bodas

No sé vosotros, pero yo personalmente estoy harto de las noticias negativas. Por eso me gusta hacer promoción de las noticias positivas. Y creo que esta es una de ellas. Una residencia de ancianos de Santiago de Compostela ha tenido una genial idea. Recordar uno de los días más especiales de nuestra vida: la boda. De esta manera, las residentes han rebuscado entre recuerdos, fotografías y objetos guardados en sus baúles y los han expuesto en el centro. Algunos vestidos tienen más de medio siglo de antigüedad, por lo que la exposición se ha convertido en toda una joya.

La verdad es que es bonito recordar aquellos años. Estoy seguro de que a los residentes les habrá hecho mucha ilusión volver a pasar por ese bonito recuerdo. Y sobre todo, durante unos días habrán estado entretenidos. Vi un vídeo en la televisión y decían que todos se lo habían pasado de maravilla. Sin duda, toda una vida de recuerdos.

Uno de los casos más llamativos era el del Esther, que con 80 años, se casó a los 17 años. Decía que no se arrepentía de haberse casado tan pronto, porque fue muy feliz con su marido. Mientras que Sofía aseguraba que le daba vergüenza decir que se casó a los 24 años. Ya que en esa época se consideraba ya una edad muy elevada. Qué diferencia con los tiempos que ahora corren, ¿verdad?.

Diferencias de bodas

Pero hay más diferencias con los tiempos actuales. Gracias a esta exposición nos enteramos de que hace años los pobres se casaban de negro, ya que el blanco se dejaba para los familias ricas. Eso sí, negro pero bien tallados, para marcar la figura. María, de 80 años, recuerda que su marido se mareó durante el banquete y se tuvieron que ir a casa sin probar bocado. Unos banquetes que también han cambiado mucho. No existían los 5 o 6 platos que se comen ahora, ni las barras libres. En esa época una de las mujeres recuerda que comieron callos a la madrileña.

Todos estos recuerdos pasan por ellas. Y han querido compartirlos con esta exposición donde lo que más destacan son los trajes de las novias. Las familias que entran se quedan mirando y preguntan qué cómo es el de ese día. En lo que sí coinciden todas es que ese día fue maravilloso. Solo hay que ver sus caras para comprobarlo.

A mí la iniciativa me ha encantado un montón. Por eso he llamado a la directora de la residencia Benviure, donde se encuentra mi madre ingresada y la he comentado que podrían hacer lo mismo. Y por supuesto que la ha encantado la idea. Además, este centro lleva más de una década tratando pacientes con demencias tipo Alzheimer, la enfermedad que más ataca a los ancianos, por lo que creo que la actividad les va a venir muy bien. De momento es solo un proyecto, pero en cuanto esté en marcha, ya han dicho que informarán y de que subirán fotos a las redes sociales.

Con estas iniciativas se demuestra que nuestros ancianos pueden ser útiles para la sociedad, y sobre todo, sentirse útiles.

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