La violencia de género es algo que cada día preocupa un poco más. Cuando parece que, aparentemente, se ha calmado un poco todo, aparece alguna víctima que lejos de haber salido de su pesadilla ha acabado peor de lo que estaba. Es la peor lacra de nuestra sociedad y desgraciadamente estamos bastante lejos de eliminarla.
Sin embargo, lo más preocupante puede que no sean los casos de violencia de género en mayores de 40 años puesto que algunos de esos comportamientos derivan de educaciones demasiado machistas, sino que los casos registrados entre los menores de 25 años lejos de decrecer aumentan notablemente año tras año.
No pretendo con esto excusar a nuestras generaciones más mayores. La violencia nunca tiene excusa. Lo que ocurre es que si se viera una disminución de casos conforme disminuye también la edad habría un poco de luz al final del túnel, pero parece que no estamos por la labor. Algunos expertos aseguran que la culpa de esta creciente “cultura machista” en los jóvenes españoles viene dada por el número de inmigrantes que residen actualmente en nuestro país y cuya cultura es mucho más retrógrada que la nuestra en este sentido. Sin embargo esto es sólo una teoría que podría explicar un pequeño porcentaje de esas conductas pero no la mayoría.
Si nuestros jóvenes promueven el machismo, tanto ellas como ellos, no es porque provengan de culturas diferentes sino porque la educación en igualdad que se ofrece en nuestro país no es suficiente. Filomena Peláez, la presidenta de la Subcomisión de Violencia de Género del Consejo General de la Abogacía Española, asegura que “la educación en igualdad es el principio del fin de la violencia”, tal vez el problema radique en que padres y profesores no caminan hacia el mismo final.
España sigue en estado de alarma
Las cifras de asesinatos por violencia de género en nuestro país son alarmantes pese a los avances de la legislación que lucha contra ella. Doce años han pasado desde que se pudo en marcha la Ley Orgánica 1/2004 pero las cifras de mujeres muertas en manos de sus parejas apenas han descendido sino que se mantienen en niveles similares desde entonces. En este sentido, como bien dice Peláez, la educación importa mucho. “Cuando la sociedad entienda que la violencia de género es una patología social y que no afecta sólo a determinadas personas, habremos avanzado. Porque la sociedad ahora mismo lo ve y lo consiente”, afirma la presidenta, “creo en la importancia de la educación en igualdad, de todos los partidos políticos, sin colores, porque hay cosas que son tan obvias que todo el mundo tiene que estar de acuerdo. Aquí no valen los colores de ningún tipo ni intereses partidistas. Cuando eso se consiga de verdad instalar en casa, ene l colegio, en el instituto o en la universidad, habremos conseguido mucho en la lucha contra la violencia. Mucho más que con las condenas o con los castigos”.
Sin embargo, hasta el momento en el que entre la juventud, que después será adulta, dejen de haber ataques machistas y violencia de género, las mujeres de este país, niñas, adolescentes, jóvenes, adultas y ancianas, siguen necesitando una protección que va más allá de una simple palmada de apoyo en la espalda que es lo que muchas reciben. Ante una situación de desamparo, lo principal es rodearse de personas que apoyen a la víctima, que la asesoren y la protejan. Hay que denunciar, tanto en casa con la familia como ante la ley. En violenciadomestica.com.es podemos obtener toda la información necesaria y el apoyo que muchas mujeres buscan para poder seguir adelante. Debemos erradicar esta pandemia y debemos erradicarla ya.