Según los datos proporcionados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de 800.000 personas se suicidan cada año en el mundo. Estas son cifras de suicidios consumados a las que hay que añadir las tentativas o intentos de suicidio y lesiones auto infligidas. Con lo que las cifras se elevan a unos niveles tan altos que estaríamos hablando de que en España es la primera causa de muerte no natural, y en el grupo de edad comprendido entre los 15 y 29 años es la tercera causa de muerte. Aunque el suicidio en la adolescencia es un tema sumamente preocupante, pocas veces se habla de él, quizá porque es un tema con un enorme estigma social, porque la persona lo calla y no da signos externos de lo que piensa, o porque simplemente cuando se oye alguna expresión que nos debería poner en alerta del tipo “ojalá me muera” o “esto pronto va acabar”, se tiende a pensar que son simples intentos de llamar la atención. Sin embargo, la realidad demuestra que la persona que se suicida anteriormente había dejado entrever o expresado claramente las intenciones de acabar con su vida.
La adolescencia es una etapa de la vida en la que se descubren nuevas emociones, una etapa feliz, vitalista, idealista, llenas de sueños e ilusiones, pero también puede ser la etapa de la tristeza infinita, de la baja autoestima, el sentir que no vale nada, la depresión, los amores no correspondidos, la de los impulsos… Por ello, los padres y la familia en general deben estar muy atenta ante cualquier signo o señal de alerta y buscar ayuda con algún especialista. La psicóloga Maribel Paz en Madrid, como especialista en terapia para adolescentes es consciente de que las conductas y trastornos adquiridos durante la adolescencia son difíciles de abordar por los padres, por ello, considera que es de vital importancia identificar el problema lo antes posible e iniciar un tratamiento adecuado e individualizado, con terapia y técnicas psicológicas para ayudar al adolescente a salir de la situación que le preocupa o que lo invalida.
Además, ante cualquier señal de alerta de suicidio, se debe buscar la forma de ayudar o intentar prevenir que ocurra, haciéndole saber lo siguiente:
- Que no está solo, que su familia está ahí siempre para ayudar en lo que necesite.
- Demostrándole en todo momento que estamos dispuestos a escuchar. Incluso cuando no hable, debemos intentar interpretar sus sentimientos, sus emociones, sus angustias…
- Mostrarle que hablar y expresar lo que se siente es importante, que los problemas que en un momento parecen insuperables, rara vez son tan graves e importantes como a primera vista parecen.
- Buscar ayuda profesional, hablarlo con el médico de cabecera, o acudir a un psicólogo. Ellos le marcarán las pautas a seguir, y/o le recetarán el tratamiento oportuno.
- Intentar que no se aísle, de la familia, de su grupo de amigos…, es mejor estar con otras personas que estar solo, pero si no lo desea no lo obligues.
- La actividad física, es una excelente opción, caminar al aire libre, dar largos paseos por un parque está demostrado que relaja la mente, cada paso que se da es una bocanada de oxígeno que estimula el cerebro. El ejercicio físico distrae a las personas de sus problemas y los hace sentirse mejor.
- No dejar a la persona sola, que se sienta arropado, que tenemos interés en su persona y en lo que le ocurre, sin juzgar ni valorar sus sentimientos, simplemente ofreciéndole apoyo.
- Ayudar a buscar alterativas a su situación, a sus sentimientos o a sus problemas.
- Se deben adoptar medidas prácticas para la prevención de cualquier tipo de riesgos, como tener controlados o retirar de su alcance cualquier elemento que pueda suponer un riesgo para su salud o su vida.
¿Cuáles son las principales causas de suicidio adolescente?
El suicidio es, para muchos, la última y única solución que ven posible ante la angustia que padecen y es por ello por lo que las causas que motivan este pensamiento, este deseo, pueden ser múltiples, desde trastornos psicológicos, la depresión, acoso escolar, acoso cibernético, consumo de alcohol o de otras sustancias, la pérdida del padre o la madre, baja autoestima…